CLICK HERE FOR THOUSANDS OF FREE BLOGGER TEMPLATES »

Thursday, March 02, 2006

LOS MANGLARES DE VICE






EL EDÉN DE SAN PEDRO
Raúl Reynaldo Cruz Zapata.

He llegado por tercera vez, trayendo en mi mochila las ganas admirar la belleza de este impresionante oasis. La brisa nos susurra con una voz casi divina, como si estuviéramos invitándonos a compartir la gloria, como diciendo que no existe nadie más que nosotros. El azul del cielo y del mar se pierde en mi mente, intento buscar la palabra exacta para definir lo exótico del paisaje; hurgo en cabeza, estoy convencido este debe ser el paraíso.

DEJAD QUE LOS NIÑOS... VENGAN AL PARAÍSO.

Mi mamá me ha mandado, dice Catherine. Los niños bajan de los autobuses, sus ojitos brillan de alegría, se sorprenden ante la hermosura del lugar, las aves de los manglares, la tranquilidad del agua. Es la mañana del 2 de febrero, más un centenar de niños de 6 a 13 años de diversas instituciones educativas de Vice, Becara, Letira y La Unión se preparan a disfrutar de un día inolvidable junto al hermoso paisaje de los manglares de San Pedro; la Municipalidad de Vice e Inrena les han prometido una jornada de actividades recreativas con motivo que de celebrarse el Día Mundial de los Humedales.

El objetivo de este evento es el de formar una conciencia de cuidado al medio ambiente, en los pequeños y evitar asi la contaminación de nuestras riquezas naturales. Niños de la I.E 14010 y la I.E “San Jacinto” de Vice, la I.E “Juan Velasco Alvarado” y la I.E “José Carlos Mariátegui” de La Unión y de otros colegios corren por la húmeda arena, mientras Carolyne Hwang, una muchacha de rasgos asiáticos y César Chávez intentan ordenarlos para iniciar la visita guiada; ambos tienen en común su amor a la conservación de los manglares: Carolyne es voluntaria del cuerpo de Paz, y es de New Jersey, pero vive en Vice desde hace 2 meses; César es biólogo, director científico de Edhuco Perú y coordinador del grupo aves del Perú – Piura.

De una camioneta desciende Juan Otivio, administrador técnico de Inrena, seguido jóvenes que traen largavistas y otros instrumentos para disfrutar la belleza más de cerca, los niños se arremolinarse su alrededor, se forman en 5 grupos, César les explica la presencia de las aves migratorias que vienen de Alaska, Canadá y EEUU; los niños se impacientan, quieren mirar a los flamencos a través de los binoculares, se colocan en fila india, Carla dice que todo está bonito. Las cometas han empezado a elevarse, los niños chapotean en el agua en busca de cangrejos y pequeños peces.

Los niños sonríen, como lo hacen los ángeles, les preguntó sobre la importancia de los manglares, se muestran tímidos, no contestan ni una sola vocal, pero seguro que crecerán con otra mentalidad y desarrollaran aptitudes positivas como la sensibilidad que les permita aprender a conservar nuestros recursos naturales. Algunos tratan de plasmar la belleza del lugar sobre una cartulina, más allá, otros juegan carreras con Carolyne, y los más pequeños a bordo de una pequeña balsa admiran maravillados el mar. Son las 2 de la tarde, es hora de partir, los buses se colman del regocijo de los infantes, estoy convencido este es el paraíso y los niños son sus ángeles.


“POR LA RUTA DEL MANGLE”

“Libertad”. Fue la primera palabra que se escribió en mi mente cuando me enteré de la idea, huir del murmullo martirizante de urbe y las simples luces de neón. Y heme aquí ahora con mi mochila con unas cuantas galletas y un par de botellas de agua mineral, olvidándome por completo de que allá a lo lejos existen otras personas que ni siquiera se han percatado de mi ausencia. En la ruta del mangle, fue la denominación de la caminata de 43 kilómetros que separan la caleta de la Tortuga hasta los manglares de San Pedro en Vice, trayecto en el cual uno puede disfrutar de una interesante vista de hermosas e inmaculadas arenas y paradisíacas playas.

La idea surgió hace 2 años, me cuenta Noe Espino Calle, coordinador de la ONG Buena Aventura, cuando transmitió la propuesta a la Municipalidad de Vice, sin embargo, la respuesta recién llegó para el “VII Festival Regional del Manglar”. La tarde del sábado 14 de enero, abordamos una combi rumbo a la Tortuga, éramos pocos, pero estábamos dispuestos a cumplir el objetivo. Con 10 personas: Noé Calle como guía, su esposa Sara Domínguez y sus cuatro hijos: Antonio (12), Sara (9), Bernardo (6) y Fedra (4); Julio Cabrejos Olaechea, jefe del grupo de aventura “Sharuko” (espíritu inquieto) que desde el año 2000 busca incentivar a los jóvenes por el deporte de aventura; la estudiante de biología Ana Chunga Lee, y Raquel Calle Barboza y Gilbert Vargas, inicie esta travesía.

El itinerario se inicio en la caleta La Casita, cerca de las 5 de la tarde ( la hora ideal, salvo que el día este nublado), cuando el rumor del océano nos recibió como la caricia que brinda una madre a un hijo que ha estado lejos de casa. Sabíamos que la caminata por los húmedos senderos del mar seria extensa, sin embargo, la belleza nos atrapó para seguir adelante. Las cuatro primeras horas fueron exigentes aunque el paisaje compensaba el sacrificio hecho, por la senda apreciamos la variedad de flora y fauna en su medio natural, tales como aves marinas, cóndores, zorros, aunque algunos animales como delfines y lobos marinos muertos aparecían varados en las orillas del mar.

Sin darnos cuenta el sol se evaporo en cuestión de segundos, y la noche nos apuro a buscar un lugar donde pernoctar. A las 4 de la madrugada, antes de la llegada del alba, reiniciamos la caminata, luego de degustar un delicioso caldo de pescado. En medio del frío, la naturaleza nos brinda un majestuoso espectáculo: infinidad de aves surcan la playa como advirtiendo nuestra intromisión en su soledad. Al mirar atrás, sentía la alegría de haber recorrido gran parte de la distancia, aunque por momentos recordaba a la destrucción del medio ambiente, pues incontables botellas plásticas atropellaron mis zapatillas una y otra vez. Eran las 11 de la mañana, la misión estaba cumplida y el espíritu reconfrontado. Los caminantes sonrieron para despedirse, cogí mi mochila y me encaminé hacia los manglares, estaba seguro que el cielo tendría igual color.

4 comments:

Unknown said...

Fue una excelente experiencia, añoro regresar al manglar y encontrarlo como la primera vez que lo vi. Pongamonos la camiseta de la Conservacion para salver este pedacito de Paraiso en Piura. Ana Chunga Lee.

Unknown said...

Fue una excelente experiencia, añoro regresar al manglar y encontrarlo como la primera vez que lo vi. Pongamonos la camiseta de la Conservacion para salvar este pedacito de Paraiso en Piura. Ana Chunga Lee.

Unknown said...

Fue una excelente experiencia, añoro regresar al manglar y encontrarlo como la primera vez que lo vi. Pongamonos la camiseta de la Conservacion para salvar este pedacito de Paraiso en Piura. Ana Chunga Lee.

Unknown said...

Fue una excelente experiencia, añoro regresar al manglar y encontrarlo como la primera vez que lo vi. Pongamonos la camiseta de la Conservacion para salvar este pedacito de Paraiso en Piura. Ana Chunga Lee.